El hotel y el café

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Desde la oficina he visto a varias tías desnudas asomadas por la ventana de buena mañana. Desnudas es desnudas. Con el jardín de las delicias al aire. Sin embargo, con los hombres he tenido menos suerte. Para empezar, podrían ser mis padres alemanes o mis abuelos japoneses. Algún señor se asoma en calzoncillos con una medio notable erección y dos veces he visto (esto es intrigante, curioso y asqueroso) a dos hombres en camiseta con los huevos asomando. En ese momento, dejo la taza de café sobre la mesa, bajo la persiana, me siento en el suelo y me balanceo. Hoy mientras daba un sorbo de café, he mirado por la ventana y he visto mi reflejo. Ha sido mágico y reconfortante.

Pensaba que había olvidado lo de la bolsa testicular pero veo que no. Lo recuerdo perfectamente. Podría escribir un relato de 500 palabras hablando sólo de eso. Prefiero no.

Coffee-CupMira al café. Nunca por la ventana. Nunca.

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