Para de buscarte en cada palabra que escribo en broma o en serio, golpeando el teclado o deslizando el lápiz. Para de buscarte en lo que susurro o en lo que grito. Para de buscarte en lo que hago. Para de buscarte para encontrarme. Para de buscarme comiendo tortilla en la barra del bar Zabaleta de Donosti, lloriqueando en la última fila de una sala en los Cines Ideal, tomando un Toño en el sillón marrón de Cafelito o abanicándome en la puerta de La Bodeguita del Medio en La Habana.
Para de buscarte.
Para de buscarme.
O te encontrarás.
O me encontrarás.
Para de buscarme para encontrarte.
Para de lo que sea.
Para lo que sea.
Pero para.
Para.
Para de buscarte.
Estás.
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